miércoles, 13 de marzo de 2013

CAPÍTULO III

CAPÍTULO III
De lo que aconteció a los marchantes en la ruta Pedrera-Marinaleda.


Ha sido una auténtica paliza. El suelo frío contrasta radicalmente con el calor humano recibido. El estómago está ya vacío, pero en Pedrera, gracias a los vecinos, ni el desayuno será frugal. Hoy no ha hecho falta despertador, los músculos en tensión por los 31 kilómetros de ayer han dicho claramente “aquí estoy, necesitamos azúcar urgente si no quieres que los pinchazos de las agujetas sean insoportables”.

Hoy nuestro poeta se encuentra perezoso y taciturno, algo cansado, cuando se incorpora y recoge el petate ve que todos sus compañeros ya están en pie de guerra y les dedica las primeras palabras del día. “Compañeros hoy no me siento poeta, me siento prosaico, hoy me siento con aquel manchego y estrafalario fantasma del desierto, hoy todos somos sanchos y quijotes”. Así pues, los componentes del grupo se miran unos a otros, con caras de estrépito asombro. En sus rostros se distingue la expectación por oír la frase con la que van a comenzar el día de marcha. La espera es corta y lanza una cita del Quijote adaptada a todos los docentes andantes:

“Profesores somos, y nuestra profesión la de andante caballería de la docencia. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien, evitar el mal y ENSEÑAR. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?”

Lo abrazan, hacen piña entre todos y se disponen a comenzar la marcha un día más, dejando atrás los gratos recuerdos de un pueblo que siempre estará en nuestra memoria. Un día menos para terminar, hay ganas de llegar a Híspalis, pero nadie quiere que esto termine. Al cruzar el umbral del polideportivo el cielo está totalmente encapotado y las goteras de agua rebotan por todos lados. “Maldición mis amigos sanchos, esto debe ser obra de los encantamientos del Sabio Frestón, que desde la cueva de Alí Babá (Torretriana), conspira con Mar Moreno y Miramamolín de Cano para manejar el tiempo y fastidiar nuestra marcha”.

¿Qué hacemos? ¿Nos aventuramos? ¿Pedimos ayuda? En este día la razón de la sinrazón se impone y gracias a que las postas han sido sustituidas por los móviles, en cuestión de minutos está todo solucionado. Desde Gilena aparecen unos compañeros del SAT, como si se tratara de Amadis de Gaula, montado en su corcel para rescatarnos. Llegan con una furgoneta, que junto con los coches escoba nos llevan hasta MARINALEDA.

Hay tristeza en el grupo, la de hoy era una etapa ilusionante, ¡llegábamos a Marinaleda!, pero no ha podido ser. En el pueblo no importa el fiasco de la etapa, lo importante es que no nos hemos mojado. La recepción es igualmente cálida y agradable, y desde el Ayuntamiento nos miman y cuidan como porcelana fina. Para que nuestra lucha y nuestra marcha no pase desapercibida nos llevan a una de las cooperativas y allí mantenemos una conversación con los trabajadores, quienes asombrados por los desmanes de la política educativa de la CEJA, no paran de hacer preguntas, interesarse por nuestra causa y dar todo su apoyo. Dejamos los petates en lo que se va a convertir en nuestro improvisado dormitorio por tercer día para buscar algo que echar en el estómago, pero el pueblo de Marinaleda nos lo impide. Para qué salir fuera, con lo que llueve y lo que van a prepararnos. Un pan excepcionalmente bueno, chacinas y una paella que quítense todas las paellas valencias del medio, ¡nosotros preferimos ésta!

La solidaridad de los hombres existe, lo de Pedrera no era la excepción que confirma la regla. El apoyo, la solidaridad y la ayudad no son términos periclitados y petrificados, que por alguna reminiscencia lingüística se han mantenido en el diccionario. Son reales y palpables, las tenemos ante nosotros.
Satisfechos por la comida llega un poco de tiempo para el ocio, pues nuestras descansadas piernas nos lo permiten y podemos echar un futbolín en lugar de recostarnos. Así pasamos el tiempo, hablando, discutiendo y disfrutando hasta que llega la hora de la charla. Es un momento muy esperado. Cada día es una lotería. No sabemos cuánta gente vendrá, ¿será un éxito? ¿será un fracaso? Pues sí, compañeros todo un éxito. Hay casi trescientas personas en la sala. El diputado Sánchez Gordillo, adalid de la lucha obrera, el Che andaluz, está allí con su palestino al cuello. Él ha sustituido el yugo del Niño yuntero de Miguel Hernández, por su pañuelo, como azote de todos los desgobiernos de los gobiernos que nos gobiernan. Conoce nuestra causa y lo ha dejado todo para estar con nosotros en la tarde de ayer.

La emoción embarga las caras y los ojos de algunos compañeros, deslizándose incluso algunas gotas cristalinas de incredulidad por las mejillas de nuestros caminantes. Hablan Juan, Iván, Luis, Juani y los vecinos nos aplauden, nos abrazan. No salimos de nuestro asombro. ¿De verdad esto está ocurriendo? “Juan pellízcame, porque esto no es real, no me lo creo” Parece que un vórtice espacio-temporal nos atrapara en los caminos de tierra de ayer y nos haya trasladado a otra época, a un tiempo en el que los obreros y campesinos luchaban con fiereza por sus derechos. Pero es real, miro a los compañeros y veo que sus vestiduras son actuales, no llevan polainas, ni coletos de antes para defenderse de las empelladas y estocadas que la Consejería de Educación nos da. La charla-asamblea termina. No hay palabras para describirlo, os dejo los puntos suspensivos para que vosotros en vuestra mente elijáis el adjetivo que queráis…

La asamblea ha terminado y nuevamente el pueblo de Marinaleda se vuelca con nosotros, quieren que sigamos en la lucha y con nuestra marcha por el futuro de la educación en Andalucía, por el futuro de la educación de sus hijos, por el futuro de todos y por nuestro trabajo. Por esto nos traen la más rica comida que hemos probado. No por su sabor, todo estaba muy bueno, sino por todos los ingredientes en favor de los interinos con los que estaba hecha. Hay caldo caliente, más chacinas, tortilla…

Otra jornada más, el día ha terminado, nos vamos a la cama, satisfechos, descansados y comidos, aguardando un nuevo día de marcha y en la mente, con la frase de Don Quijote con la que nuestro prosaico compañero ha finiquitado el día:
"Amigo Sancho, las grandes hazañas, para los grandes hombres están guardadas" y ESTA MARCHA HARÁ HISTORIA EN LA EDUCACIÓN ANDALUZA PORQUE VAMOS A CONSEGUIR LA REINCORPORACIÓN DE LOS 4502 DOCENTES INTERINOS.
 Texto extraído de: 
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http://www.interinosandaluces.com